El otoño, esa estación que va pregonando el fin del calor intenso, los días largos y el inicio de una época llena de color, lluvias, vientos, pero lo que más me gusta a mi es la gastronomía, ya que se vuelve a los platos de cuchara calentitos, los frutos que empiezan a caer de los árboles, los dulces como los buñuelos... Pero no cabe duda que sería delito olvidarse de uno de los ingredientes más típicos en esos guisos a fuego lento también presentes en otoño: Los hongos o setas, la verdad es que me parece que es una de las cosas que se disfrutan doblemente, yendo a buscarlos, pasando el día en la naturaleza, rodeado de bellos paisajes y en la mesa; solos o acompañados de un buen guiso.
También se realiza una labor de campo que se lleva esperando todo un año: La vendimia, esa labor tan dura y gratificante en la que todos los que vivimos en este mundillo arrimamos hombros y, si el tiempo y condiciones externas han acompañado durante el año anterior, conseguimos una buena cosecha de uva que pasará a ser un buen vino con el que brindar por más años así de buenos.
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