Carlos era un niño que vivía en un pueblo. Siempre había tenido curiosidad por una vieja torre de piedra en las afueras, abandonada desde hace siglos. Un día, se armó de valor y decidió entrar.
Dentro, encontró un reloj dorado con agujas que giraban al revés y una inscripción: "El tiempo es el guardián de los secretos." De pronto, escuchó un susurro:
—Carlos…
Subió las escaleras, temblando, mientras la voz lo guiaba. Encontró un botón, y justo cuando iba a apretarlo, algo frío rozó su hombro...
Yeray
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