Para mí, la familia no es solo la gente que tiene mi misma sangre, sino también aquellas personas que están a mi lado en los momentos buenos y malos. La familia te cuida, te escucha y te quiere tal como eres. En mi casa, mis padres siempre me enseñan que hay que respetar, ayudar y ser sincero. Esos son los valores más importantes: el respeto, el cariño y la confianza.
Pero también he aprendido que no solo mi familia "de sangre" puede darme eso. Mis amigos, por ejemplo, están conmigo cuando me siento mal, me apoyan en los exámenes o cuando tengo problemas. Hay vecinos o profesores que también se preocupan por mí, como si fueran parte de mi familia. Aunque no tengamos el mismo apellido, los siento igual de importantes.Hugo
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